Criptografía

Gran parte de la seguridad de la información en Blockchain se debe al uso de métodos criptográficos para encriptarla, y una de las principales herramientas para hacerlo son los llamados hash, o digestos criptográficos.

¿Qué es un hash?

Un hash es un código que se obtiene al procesar información a través de una función. Si modificamos aunque sea algo muy pequeño de esa información, como el color de una foto, o simplemente agregar un acento en un documento de texto, el hash va a cambiar completamente. Los hash suelen llamarse digestos o resúmenes, porque normalmente tienen un tamaño fijo y de pocos dígitos, por ejemplo 64 caracteres en SHA-256.

Garantizando la información

Así, al registrar hashes de documentos, podemos tener la certeza de darnos cuenta si alguien cambia su contenido, ya que esas modificaciones harían que el hash de la nueva versión sea completamente diferente.

Esta técnica nos permite dejar de lado la necesidad de almacenar, por ejemplo, fotos en Blockchain. Con solo almacenar el hash, y dejar esa foto en nuestra computadora, servidor o nube, tenemos la certeza de que vamos a darnos cuenta si alguien la modifica. O mejor aún, le estamos ofreciendo al público la certeza de que nosotros, responsables de esa foto, no la podremos modificar sin que nadie se entere.

Si hay un mínimo cambio en la foto (como pasarla a blanco y negro) el hash cambia completamente

Al mismo tiempo, como no se puede reconstruir la información original a partir de un hash, nos aseguramos que no le estamos brindando acceso a alguna persona no deseada, por más que ese hash esté registrado públicamente en la blockchain.